Hoy en día, al momento de adquirir un televisor, los clientes tenemos una amplia gama de dónde escoger: Número de pulgadas, delgadez, sonido, aplicaciones incluidas y decenas de etcéteras son algunos puntos a considerar. A pesar de la gran oferta existente, hace más de 30 años Japón revolucionó el mercado.

En 1990, Sony lanzó una pantalla de, en ese entonces, unas imponentes 43 pulgadas. Medía 105 cm de largo, 76,7 cm de profundidad y 92,5 cm de alto, además albergaba un tubo de rayos catódicos (CRT) mismos que le daban un gramaje descomunal. Su nombre: el KX-45ED1.

Un precio casi incosteable. Es sabido que Japón es pionero en la innovación tecnológica. Desde aquellos años, muchos dispositivos fueron lanzados en el país de origen previo a su llegada a Europa y Estados Unidos. A pesar de ello, el KX-45ED1 no alcanzó una distribución amplia por una condicionante: llegó a costar 40,000 dólares.

Una traba más, el peso. Su costo de por si era exorbitante, ahora, el trasladarlo a una sala o habitación era igualmente complicado debido a sus enormes dimensiones y pesadez. Según una publicación en la revista francesa Joystick, era cuestión de cargar 200 kilos para poder mover la pantalla. Además, de acuerdo con comentarios en The Verge, al menos en Norteamérica era casi imposible pasarlo por los marcos de las puertas debido a sus dimensiones.

Una labor titánica. A pesar de todo, el dispositivo es recordado con toques de humor. En …