Serie de artículos sobre la conversación como interfaz tecnológica.Hablando con robots (I): mi mejor amiga, Siri
Hablando con robots (II): guerra de plataformas
Hablando con robots (III): siempre con nosotrosLa gran ventaja de las conversaciones como interfaz recae en la invisibilidad de las interfaces y los dispositivos. No necesitamos que nos ocupen espacio mental ni atención, no las operamos con los ojos o las manos así que podemos estar atentos a muchas más cosas.
Es esta invisibilidad en la interfaz que trae otra gran mejora: la ubicuidad. Las interfaces estarán allí y donde elijamos que estén, siempre escuchando y detectando nuestras voces y nuestra presencia. Esperando pacientemente sobre nuestros cuerpos, en muñecas, orejas, colgantes o nuestro bolsillo y también en nuestros hogares, coches y oficinas.
La conversación como interfaz cobra más sentido cuando es ubicua, siempre presente y disponible
Esta ubicuidad marcaría unos patrones que ayudarían al entendimiento mutuo de las conversaciones. Si nuestra orden es "ponme el nuevo episodio de Juego de Tronos en la tele", pero dispongo de varios televisores, el sistema captaría qué micrófono está más cerca de nosotros en ese momento y asumirá que el televisor situado en la habitación en la que estamos es el correcto para encender.
Esto pone de manifiesto el necesario fin de los mandos y los aparatos dedicados para controlar otro hardware. Mandos, teclados, ratones y similares quedarían relegados a momentos concretos.
Cuando lleguemos a casa, el reloj cedería el control al sistema de micrófonos potentes de mayor capacidad que son capaces de recoger nuestras órdenes …