Cómo convertir una gran herramienta en un laberinto infernal para el que no estabas preparado.
Cuando piensas que se acaban las complicaciones del embarazo y del parto, se acaban los cólicos, los pañales y los baberos, aparcas por fin el carrito y la sillita. Cuando cuelgas las mochilas portabebés y ya no te sabes los precios de los pañales de memoria en cinco supermercados distintos. Cuando por fin piensas que todo está superado, zas: los grupos de padres de WhatsApp.
No te avisaron en los cursos de preparación para padres primerizos. Y como nuestros padres no lo vivieron, no nos pudieron advertir y nos ha pillado de nuevas. Estamos ante territorio desconocido, posiblemente el futuro de la sociedad civil dependa de cómo los padres de forma colectiva superen este delicado trance de equilibrio mental y habilidades sociales.Un mundo de burbujas y notificaciones que puede acabar contigo
Todo empieza con una excusa, una mentira o un error de previsión. ¿Hacemos un regalo al profesor de judo?, ¿quiénes vais a venir al cumpleaños de Martina?, ¿cómo vamos a organizar el desfile de carnaval? Desde hace varios años todas estas preguntas tienen una respuesta: “hacemos un grupo de WhatsApp y ahí ya vemos”. Si la vida fuera un videojuego sería en ese momento en el que escucharías unos acordes tristes, la pantalla se volvería oscura y verías las letras “Game over”.
Has perdido, y lo peor es que no lo sabes. Pronto ese móvil tan moderno que te has comprado se convertirá en una máquina …