Trabajo como investigadora predoctoral en el CSIC descubriendo y conociendo más sobre el sistema nervioso.
Con 16 años una experiencia me cambió la vida: la ruta Quetzal que promovía Miguel de la Quadra-Salcedo.¿Quién me iba a decir que con sólo dieciséis años iba a disfrutar de una de las experiencias más importantes de mi vida? Hoy, cuando escuché la noticia de la muerte de Miguel de la Quadra-Salcedo, me vinieron multitud de recuerdos a la mente. He vuelto a conectar con mi "yo" del 2004. Y mientras estaba en la ducha, he recordado la canción con la que nos despertaban en la ruta Quetzal.
Durante los cuarenta días del viaje, el jefe de campamento tomaba el megáfono a las 6 o las 7 de la mañana. Todas las madrugadas oíamos lo mismo. "Lirolilola, qué bonito es despertar y decir con alegría ¡buenos días, tía María!" Cuando escuché que Miguel de la Quadra-Salcedo había muerto, me ha venido eso a la cabeza. Es, sin duda, el mejor recuerdo: lo que oíste durante cuarenta días a primera hora de la mañana.
"Dio su vida para contagiarnos de su espíritu"
Fui a la ruta Quetzal en 2004. Me llamaba la atención la experiencia, el simple hecho de poder estar con mucha gente diferente de distintos países. Y, como esperaba, el viaje fue inolvidable. Me encontré con un ambiente abierto, en el que todo el mundo hablaba de igual a igual. Creo que cada país mira el mundo desde su propia perspectiva. Y nos perdemos …