Hoy, al despertarnos, podríamos sentir que el Universo está un poco más oscuro de lo habitual. Hace unas horas conocíamos que Stephen Hawking, una de las mentes más prodigiosas de todos los tiempos, nos abandonaba a los 76 años de edad.
Cuando tenía 22 años, a Hawking le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y en ese momento le notificaron que sólo tenía por delante dos años de vida. Por suerte, la ciencia también se equivoca y nos regaló 54 años más de auténtica sabiduría.
Desgraciadamente, su cuerpo se fue apagando cada vez más, pasando la mayor parte de su vida en una silla de ruedas. Mientras, su mente seguía funcionando a pleno rendimiento y gracias a la tecnología Hawking ha podido compartir con nosotros todos sus conocimientos y predicciones.
Recuperando una voz perdida
A finales de los años 70, Hawking vio como su capacidad de hablar se había deteriorado muchísimo. De aquella tuvo que servirse de un intérprete, que le ayudaba a que otras personas entendieran lo que trataba de decir.
Perdió el habla por completo en el año 1985, tras sufrir una neumonía. Durante un período de tiempo, Hawking sólo pudo expresarse a través de unas tarjetas con letras impresas, que otra persona iba seleccionando según los movimientos de cejas que hacía el científico.
Cuando perdió el habla, en 1985, se comunicaba mediante sus cejas y unas tarjetas con letras impresas.
Debe ser muy frustrante tener una mente como la de Hawking y …