Leí por primera vez Fundación con 12 años. Casi todo lo que amo y odio en mi vida lo descubrí allí, y no fue nada fácil: me había fascinado El Juego de Ender, uno de mis libros favoritos, pero el universo que había creado Isaac Asimov en sus mundos, era otra cosa. Lo que parecía una historia adquiría una escala gigantesca en todos los sentidos, y no podía despegarme de aquellas primeras páginas porque era la primera vez que leía una historia donde literalmente, la escala de todo parece infinito.
Me apasionaba la tecnología y buscaba respuestas en la ciencia-ficción para averiguar como sería el futuro de todo ésto
No digo que no recuerde aquellos momentos de preadolescencia con cierta nostalgia. Me gustaba leer y descubrir cosas y hacía apenas dos años que me habían regalado mi primer ordenador con unos increíbles 64Kb de RAM. Semejante cantidad de memoria hacía posible prácticamente todo en la época: la tecnología llegaba por fin a nuestras casas y todo era un descubrimiento. Estas historias del futuro me interesaban porque me fascinaba lo que podíamos hacer con la tecnología en aquel momento, y estaba ansioso por descubrir hasta dónde podíamos llegar. Utilizaba la ciencia ficción para buscar estas respuestas.
Y las iba obteniendo. Las historias de la época eran estridentes, llamativas - excesivamente floridas en ocasiones - y cada relato se cerraba en el corto plazo, los héroes tenían prisa por hacer …