Hoy lo podemos ver en refrigeradores y estantes de supermercados, restaurantes, cadenas de comida rápida o "tienditas de la esquina". En resumen, es uno de los refrescos más comunes que se pueden comprar. Lo curioso es que esta bebida resultó tener entre sus componentes la clave para tratar el trastorno bipolar.
Hablamos de 7UP. El origen de este popular refresco sabor lima-limón se remonta al año 1929 a manos de Charles Leiper Grigg. Fue bautizado originalmente como Bib-Label Lithiated Lemon Soda, y en 1936 se le acortó el nombre al que todos conocemos. Pero en su alias se reveló un ingrediente esencial: citrato de litio.
Pero ¿qué tiene que ver un refresco con una enfermedad mental? Resulta que en aquellos primeros lotes puestos a disposición del público se encontraba un compuesto considerado como estabilizador del ánimo. De hecho, durante décadas se mantuvo presente en diversos productos como tónicos para mejorar el temple o aliviar la resaca.
Ante el desconocimiento de sus valores terapéuticos, en los hospitales psiquiátricos de aquella época los tratamientos eran radicales. No es raro escuchar que era comunes las lobotomías o terapias de electroshock. Fue hasta mediados del siglo XX que el psiquiatra australiano John Cade descubrió que el litio funcionaba para reducir episodios maniacos.
Pero entonces ¿el refresco se utilizó como tratamiento antidepresivo? En pocas palabras: no. No es como que los doctores recetaran tomarse un 7UP para tratar el trastorno …