Con un talento que excedía todos los parámetros de la época, Franz Liszt revolucionó la música clásica para siempre, ganándose el amor incondicional del público en el proceso.
Todos somos conscientes de la fama sin precedentes de la que disfrutan las estrellas de rock: enormes cantidades de dinero, la oportunidad de viajar por todo el mundo tocando su música, miles de mujeres soñando con el día en el que puedan acostarse con sus ídolos, etc. La sociedad eleva a estos artistas a la categoría de dioses, capaces de conquistar millones de almas con tan solo interpretar una de sus múltiples piezas musicales.
Dicha apoteosis no nació con The Beatles. El término "Beatlemanía" es tan solo una adaptación moderna del concepto original de "Lisztomanía". El poeta contemporáneo con Franz Liszt, Heinrich Heine, inventó esa palabra para referirse al furor que causaba el pianista durante sus presentaciones durante la época de conciertos en la ciudad de París en mil ochocientos cuarenta y cuatro.
Franz Liszt, siendo perseguido por multitudes de mujeres antes de que fuera cool.
En ese entonces, la obsesión que causaba Liszt no era tomada a la ligera. La lisztomanía era considerada una enfermedad como cualquier otra. La única manera en la que los médicos de la época podían explicar la singular atracción que causaba Franz era catalogándola como una patología seria, digna de tratamiento. Simplemente nunca habían visto nada parecido, por lo que no sabían cómo explicar el fenómeno.
Durante las presentaciones de Franz Liszt (en particular las de Berlín), las mujeres de la …