No corren buenos tiempos para los fabricantes de dispositivos wearables. A finales del año pasado, vimos cómo el pionero de los relojes inteligentes se venía abajo. Pebble vendía la empresa a una Fitbit ansiosa por dar el salto definitivo a un mercado en el que todavía no ha conseguido hacer mella. Aunque en la adquisición se deja de lado la parte del hardware para centrarse en el sistema operativo.Sus pulseras de cuantificación física se volvieron muy populares hace unos años, pero el público parece haberse cansado de ellas. El origen de su actual situación se debe al lanzamiento del Apple Watch de segunda generación. Veamos el porqué.
El pony de un solo truco
Fitbit comenzó su andadura hace diez años. Durante todo este tiempo ha introducido hasta 14 productos que miden diferentes tipos de actividad. Con el paso de los años, han mejorado en características, precio y batería. Además de ir añadiendo funcionalidades a su app acompañante. Uno de sus productos más populares fue la Fitbit Flex, que analizamos en Applesfera hace unos años.
La compañía de wearables ha disfrutado de una gran popularidad, sobre todo en su país natal, EEUU. Hace un par de años, sus pulseras eran el regalo estrella de las Navidades. A mediados de 2015, aprovechó el empuje de sus productos para salir a bolsa y reunir más dinero para poder seguir creciendo.
Fitbit está siguiendo la estela de compañías como Jawbone, GoPro y Pebble: está atrapada por su propio producto
Incluso vimos cómo la …