Tras lograr el éxito en su última misión, Falcon 9 fracasa en un nuevo intento de aterrizaje sobre una plataforma flotante. Era la misión número 21 a la que se enfrentaba el cohete de SpaceX.
Un mes después de lograr el primer aterrizaje exitoso del Falcon 9, SpaceX se enfrentaba a un reto de mayor envergadura: poner en órbita el satélite Jason-3 y aterrizar el cohete sobre una plataforma flotante situada en el Océano Pacífico —a diferencia del exitoso aterrizaje del pasado 22 de diciembre, en el que logró aterrizar sobre tierra firme—.
El cohete no logró aterrizar correctamente tras completar todas las fasesEl cohete Falcon 9 logró completar todas las fases iniciales —incluida la "Max-Q", donde más estrés sufren los elementos de la aeronave—. De la misma forma, el satélite Jason-3 —cuyo objetivo es medir las elevaciones del mar con una precisión menor a cuatro centímetros— ha sido puesto en órbita de forma satisfactoria, completando así el principal objetivo de la misión.
El objetivo secundario de la misión era hacer aterrizar el cohete en una plataforma flotante situada en el Océano Pacífico, un escenario más complejo y volátil que el anterior. Es en esta fase donde el cohete Falcon 9 ha fracasado tras no funcionar uno de los mecanismos de sujeción. El cohete, según afirmó posteriormente Elon Musk, llegó a la plataforma en las condiciones exactas para completar el aterrizaje de forma satisfactoria, pero un fallo en una de los mecanismos de sujeción provocó que, poco después de posarse sobre la plataforma, …