El primer iPhone de Apple, revelado hace 10 años, dio pie a la era de los teléfonos inteligentes, con serias transformaciones en temas como interfaz de usuario, ecosistemas digitales y nuevas oportunidades económicas. El iPhone X, presentado esta semana en California, puede que termine por impulsar el auge del reconocimiento facial y la lectura de datos biométricos en todo el mundo.
Primero, hay que aclarar que el reconocimiento facial no es una tecnología nueva y podría argumentarse que las técnicas más básicas para esta tarea (análogas, podrían llamarse) datan de hace más de 100 años. Pero la entrada del computador y del análisis de datos en tiempo real mediante inteligencia artificial cambian por completo las reglas de juego.
De hecho, las lleva cambiando desde hace unos años. El reconocimiento facial ya es usado para un amplio rango de fines, y por un amplio espectro de actores. Hay sistemas que permiten detectar compradores frecuentes en un almacén, bien sea para comunicarles ofertas o monitorearlos, en caso de que sean ladrones. Se estima que el FBI tiene una base de datos con los rostros de la mitad de la población de Estados Unidos. Al menos una empresa china les vende software a las autoridades de este país para identificar cuando un peatón realiza un cruce indebido en la calle. Un sitio web en Rusia se dio a la tarea de publicar los rostros, con sus respectivos nombres, de los asistentes a manifestaciones a favor de opositores al presidente Vladimir Putin utilizando reconocimiento facial.
Ahora, las …