En ocasiones, la investigación lleva a los científicos a situaciones inesperadas. Esto fue precisamente lo que le ocurrió a un grupo de biólogos marinos británicos, quienes enfrentaron una circunstancia peculiar mientras seguían a un atún rojo: en lugar de desplazarse por el océano, parecía estar viajando por la carretera hacia Birmingham.
La historia gira en torno a un ejemplar de atún rojo (Thunnus thynnus), al que se le había colocado una baliza de seguimiento un mes antes en el puerto de Plymouth, con el propósito de rastrear sus movimientos en el mar. Sin embargo, su inusual trayectoria pronto atrajo la atención del equipo.
La investigadora Lucy Hawkes, de la Universidad de Exeter, lideró el equipo que se hizo varias preguntas tras analizar la situación: ¿el pez había sido capturado y transportado hacia una tienda en el centro de Inglaterra? ¿O alguien había robado el sensor y lo había vendido?
La trayectoria de la baliza
El misterio comenzó cuando los datos indicaron que la baliza había aparecido en una playa de la bahía de Whitsand, en Cornwall, lo que llevó a los investigadores a suponer que el dispositivo se había desprendido del pez y había terminado en la orilla. Decididos a recuperar el aparato, compuesto por un sensor para recopilar datos y una boya naranja, los investigadores se dirigieron a la playa.
Sin embargo, al llegar, no encontraron rastro del dispositivo. Al día siguiente, el sistema de localización envió una nueva alerta. Para …