Cuando los usuarios utilizan un servicio digital es necesario, en la mayoría de ocasiones, aceptar una serie de términos de uso y políticas de uso de la plataforma. Por regla general, la mayoría los acepta sin pestañear, lo que puede derivar en problemas serios. Se paga el pato por estar a la última pero luego llegan los quebraderos de cabeza cuando se quiere reclamar algo. Y con WhatsApp, aunque parezca una aplicación inofensiva, tiene bastante peligro.
Por lo pronto, esta conocida «app» pertenece a Facebook, la multinacional norteamericana. Aunque la firma se ha comprometido ante las autoridades europeas a no transferir datos entre ambos servicios existe una sombra de sospecha acerca de las posibles líneas rojas que atravisean. Aún así, el uso de WhatsApp contempla entre sus términos de uso una letra pequeña que se asume y que, tal vez, no se tiene en cuenta. El asunto está en que se renuncia a ciertas potestades.
Los expertos insisten en la necesidad de revisar con antelación las cláusulas que se aceptan, pero no siempre ocurre. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que entró en vigor en mayo, es una norma más garantista que la anterior y establece la necesidad de que las empresas tecnológicas que tratan datos personales deban informar debidamente a los usuarios qué va a hacer con su información. Aunque hay otros sucesos que pueden derivar, por ejemplo, en un cierre dela cuenta.
Según los expertos, WhatsApp tiene la potestad de cancelarle la cuenta a …