Hasta poco antes de su muerte Robert Morris jamás abrió la caja que le habían encomendado. Un día volverían a por ella, o eso le dijeron, pero lo cierto es que habían pasado 23 años desde aquel encuentro con el extraño y jamás volvió a saber de él, así que decidió ver lo que contenía. Se trataba de tres textos cifrados junto a unas cartas escritas a mano informando de la existencia de un importante tesoro enterrado. Desde el S. XIX sin resolverse el Santo Grial de la criptografía… ¿o quizá siempre ha sido una gran broma?Read more...