Hay quien entre sus propósitos de año nuevo tiene el de apuntarse al gimnasio. Nueva bolsa de deporte y zapatillas a estrenar para un ambicioso objetivo que empieza con fuerza en enero, relaja en febrero y acaba por abandonar en marzo. En junio aprieta varios días, pero llega el periodo estival y cambia la clase de spinning por la terracita. Lo que no ha fallado en todo este tiempo era la cuota de suscripción. Algo así me pasaba con Netflix, pero este 2023 aspiro a verlo todo aprovechando mis suscripciones y eso pasa por darme de alta (y pausar mi suscripción) a menudo: soy una usuaria temporal y seguro que no estoy sola en esto.
La antigüedad y la costumbre como ventaja de Netflix
No recuerdo cuándo me convertí en usuaria de Netflix, pero sí que tenía una cuenta compartida con una amiga, la gestora de todo, que a su vez compartía la cuenta con un par de miembros más de su familia. Me refiero al plan Premium, que empezó costando 11,99 euros en 2015 (fecha del desembarco de Netflix en España), pasó a 13,99 euros/mes dos años después, en 2019 subía a 15,99 euros/mes y la última y actual, a 17,99 euros/mes.
Menos de 5 euros al mes, poco más de 50 euros al año, es un precio asumible, incluso teniendo en cuenta que en 2022 en Netflix he visto poco más que la 'Dahmer', 'Smiley' y 'Heartstopper'. La verdad sea dicha: no tengo mucho tiempo para ver …