Pesa hasta 4 kilogramos, vive de noche, no puede volar y emite sonidos profundos desde agujeros en la tierra para atraer pareja. Se trata de un animal llamado kākāpō y es una de las aves más raras del planeta. Solo quedan pocos ejemplares en las islas de Nueva Zelanda y su supervivencia pende de un hilo.
Pero la ciencia aún quiere salvar a estos extraños animales, ya que un grupo internacional de investigadores utilizó inseminación artificial para lograr que este loro gigante tenga crías.
El kākāpō (Strigops habroptilus) es el único loro del mundo que no vuela, que es nocturno y que se reproduce mediante un sistema de “lek”, una especie de escenario natural donde los machos emiten llamados desde cuencos que amplifican el sonido.
El problema es que este sistema hace que muy pocos machos logren reproducirse. Además, los kākāpō tienen una tasa de fertilidad baja, una alta mortalidad embrionaria y se reproducen solo cada dos a cinco años, cuando ciertos árboles como el rimu dan frutos en masa.
La situación se agravó con la llegada de colonos europeos, que introdujeron ratas, armiños y comadrejas en el ecosistema. Estas especies, que cazan por el olfato, encontraron en el sigiloso y camuflado kākāpō una presa fácil. Para protegerlos, los conservacionistas trasladaron a los últimos ejemplares a islas sin depredadores, pero el número de aves sigue siendo extremadamente bajo.
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Ante este …