La mayoría de usuarios de Internet conocemos las dos caras de este mundo. La más maravillosa e idealista, la del conocimiento, los aportes positivos y la sana convivencia. Y la más oscura e infausta, repleta de contenido despreciable y ofensivo, de discursos de odio y materiales repulsivos. Una grave problemática que de no ser abordada por las plataformas las podrá llevar a juicio en Reino Unido.
Aunque hace algunos años lo extremista y ofensivo parecía escondido, poco a poco aflora con más virulencia en la superficie de servicios como Facebook, YouTube o Twitter. Se ha convertido en motivo de preocupación. Porque es un asunto que debe atajarse y porque, desgraciadamente, no resulta una tarea fácil de resolver de una forma satisfactoria para todos.
Las medidas tomadas no parecen suficientes
Sin ir más lejos, hace poco más de una semana Google sacaba pecho respecto a la eliminación de contenido extremista de su plataforma de vídeo. Aunque daba grandes cifras con un diagnóstico positivo, cree que todavía queda trabajo y por eso iba a poner a 10.000 personas a revisar contenido en 2018.
La Unión Europea opina de igual modo, cree que las tecnológicas deben trabajar todavía más y por eso asegura que el contenido extremista debería ser eliminado en un plazo de 1 o 2 horas. A finales de septiembre, además, avisaba a Facebook, Google y Twitter: acabad con los mensajes de odio o habrá consecuencias.
Se propone hacer responsables a las plataformas de cierto contenido ilegal
El Committee on Standards …