El efecto suelo es una de las bases de las competiciones automovilísticas. Os mostramos en qué consiste y cómo beneficia al rendimiento de los monoplazas.
Los aerodinamistas afirman a menudo que los automóviles de competición actuales son, en cierto modo, aviones inversos. ¿Por qué? Muy resumidamente, porque todas las leyes aerodinámicas aplicadas en un avión, también se aplican en los automóviles de competición. Eso sí, el objetivo en ambos casos es diferente: en un avión se busca la máxima fuerza vertical positiva (hacia arriba) y en un automóvil de competición se busca la máxima fuerza vertical negativa (hacia abajo). En otras palabras: un Boeing 737-800 aprovecha el flujo de aire para elevarse, mientras que un Fórmula 1 trata de aprovecharlo para obtener el máximo agarre posible.
El funcionamiento del efecto suelo es igual al del ala de un aviónEn el caso de los aviones, la sustentación y, por consiguiente, la elevación de la aeronave, se consigue en base a varias leyes y principios, entre los cuales encontramos la tercera ley de Newton (principio de acción y reacción), el efecto Coanda o el principio de Bernoulli. En el caso de los monoplazas, las leyes aerodinámicas que provocan ese agarre extra son exactamente las mismas, pero aplicadas de forma inversa.
Una aplicación concreta de ellas es el conocido como “efecto suelo”. Fue aplicado por primera vez en la Fórmula 1 por el equipo Lotus en la época de los setenta. El objetivo era claro: lograr la menor presión posible entre el suelo del coche y …