Todos hemos pegado alguna vez una taza rota o el asa de una mochila, y hemos confiado en que el pegamento aguantara lo imposible. Ahora piensa ese mismo temor... pero multiplicado por cientos de miles de iPhone al día. Eso es justo lo que se vive en las fábricas de Apple: un pequeño cambio de temperatura y lo que era un producto estrella se puede convertir, en cuestión de horas, en un quebradero de cabeza millonario (literalmente). Y el gran "culpable" es un pegamento que decide funcionar solo cuando el clima juega a su favor.
Fabricar no es solo ensamblar piezas. Ha quedado bien claro tras la guerra de los aranceles, ¿verdad? China es de los pocos países que tienen la infraestructura necesaria para fabricar iPhone. Y es que es una operación a gran escala, donde Apple llega a gastar cada año más de 10.000 millones de dólares en fabricar productos.
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Como comprenderás, todo se tiene que medir de manera milimétrica y contar con los mejores expertos. Por ello, Apple tiene un modelo híbrido que consiste en ceder la fabricación de sus dispositivos a proveedores como Foxconn, pero siguiendo sus reglas y estándares... vigilando hasta el último aspecto. Y resulta que uno de los elementos más críticos en toda la cadena de producción es el control de la temperatura. Parece algo básico o por la comodidad de los empleados, pero va mucho más allá.
La importancia …