Cuando la gente cree que ejerces tu profesión por, nunca mejor dicho, amor al arte.
Imagina que alguien llega a tu bar y te pide un café y a la hora de pagar la cuenta te dice: «¿ah, pero costaba dinero?». O, mientras lo estás preparando, se mete en la barra y te dice que no se hace así. Es una cosa difícil de imaginar, ¿verdad? Sin embargo, si eres un creativo, se convierte en el pan de todos los días.
Son profesiones como las de fotógrafo, diseñador o ilustrador, por nombrar algunas de las más afectadas. Profesiones que, como todas, han tomado sus años de estudio y práctica, requieren una inversión en materiales —que por cierto pueden llegar a ser terriblemente caros— e incluso, tienen el innegable hándicap de requerir cierta cantidad de talento innato.
Situaciones como las del ejemplo del bar, ocurren todos los días cuando te dedicas al mundo del arte. Seguramente hayas oído incluso esa frase hecha que dice que si te dedicas a pintor o escritor, serás pobre toda la vida. No es que carezca de base totalmente, al fin y al cabo, Vincent van Gogh murió a los 37 años sin un centavo y vendió un sólo cuadro en toda su vida.
Contra estas situaciones luchan diariamente creativos como Irene Nadal, una diseñadora gráfica e ilustradora de profesión, residente en Valencia. «Creo que no conozco a nadie que trabaje en profesiones creativas al que no le hayan pedido trabajar a cambio de reconocimiento, posibilidades y recompensas futuras que, …