Imagine un escudo invisible capaz de detener, en cuestión de segundos, cualquier amenaza balística que se acerque al territorio que protege. Un sistema de defensa omnipresente, con sensores desplegados en la tierra, el mar, el aire y el espacio, capaz de detectar un misil hipersónico en pleno vuelo –incluso si viene desde fuera del planeta– y destruirlo como quien mata un mosquito de un manotazo. Imagine un país inmune al chantaje militar. Un país blindado contra el miedo y protegido por la más ambiciosa red de defensa jamás soñada. Eso es, precisamente, lo que Donald Trump quiere convertir en realidad para Estados Unidos. Pero del 'querer' al 'poder', el trecho puede ser demasiado grande. Abismal. Después de meses hablando sobre... Ver Más