El avión Boeing 757, con su amplia gama de variantes, ha demostrado poseer una versatilidad única. Sus modelos van desde el clásico Boeing 757-200, con 47.3 metros de largo y capacidad para transportar alrededor de 200 pasajeros, hasta el Boeing C-32 adaptado para la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Sin embargo, ninguno de estos modelos es tan especial como el N757A.
Se trata de un Boeing 757 que, en la década de 1980, fue diseñado para llevar a cabo una serie de evaluaciones rigurosas antes de que el modelo llegara a las aerolíneas. Con el tiempo se convirtió en el banco de pruebas del F-22 Raptor, un avión caza desarrollado en plena Guerra Fría y que revolucionó la industria gracias a innovaciones en aviónica y software.
Una transformación insólita
El F-22 Raptor, que integra más de un millón de líneas de código en sus sistemas, representaba un salto tecnológico sin precedentes. Para enfrentar los desafíos que suponía integrar esta tecnología, Boeing adoptó un enfoque dual: realizar pruebas en tierra en el Laboratorio de Integración de Aviónica (AIL) y complementarlas con evaluaciones en vuelo a bordo de la aeronave modificada, conocida como Flying Test Bed (FTB).
El Boeing 75 tiene una nariz inspirada en el diseño del caza, y oculta un radar de matriz escaneada electrónicamente activa AN/APG-77. Además, la parte superior de la cabina ha sido alterada para alojar una gran estructura plana que integra las antenas del sistema de soporte eléctrico …