Esa historia tiene algo de rocambolesco, especialmente por el final.
El caso es que a alguien se le ocurrió hace dos décadas preservar para el futuro los lenguajes de la humanidad, en una especie de «piedra de Rosetta» grabada en un disco. El proyecto, de finales de los años 90, prosperó. Y una de las copias fue enviada en una sonda espacial.
Sorprendentemente, cuando mucha gente ya se había olvidado de él (la ESA incluida) el disco «aterrizaba» el mes pasado a bordo de la sonda Rosetta (no confundir con el disco del mismo nombre) sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, concluyendo así la misión – y dejando sana y salva una copia de seguridad extremadamente lejana de nuestra cultura.
Un proyecto para la posteridad
La historia del Proyecto Rosetta comenzó a finales de los 90, cuando la gente de la Long Now Foundation decidió que era una idea digna de su interés. La fundación es una entidad sin ánimo de lucro que trata de "planificar el futuro” para los próximos 10.000 años y tienen proyectos tecnológicos como el reloj de los 10.000 años y otros igual de apasionantes, además de organizar seminarios y charlas muy interesantes (Kevin Kelly de Wired es uno de los fundadores).
Para el proyecto se buscaron lingüistas y documentalistas; la idea era crear muestras y explicaciones descriptivas de unas pocas páginas sobre los lenguajes más diversos de la humanidad. A modo de ejemplo se eligió un texto que estuviera traducido a casi todos ellos y se …