Esta semana Apple cumplía 44 años. Para una empresa tecnológica, esto ya son bastantes. Motivo más que suficiente para haber pasado por todo tipo de situaciones peculiares. Momentos en los que el destino de la compañía se sostenía sobre el filo de una navaja. Un futuro que podría haberse decantado de un lado o del otro de forma indistinta.
Es aquí donde encaja una simple llamada de teléfono. Una que cambiaría el curso de la tecnología para siempre.
Una disyuntiva a la hora de elegir el próximo procesador de NeXT
NeXTstep, el sistema operativo desarrollado por NeXT.
Chris MacAskill fue el responsable de relaciones con desarrolladores en NeXT. Trabajó codo con codo con Steve Jobs en numerosas ocasiones, llegando a presenciar numerosas reuniones con empresas como Adobe, Microsoft o Intel. Como anécdota, recuerda la ocasión en que echó en cara a Gates el "robo" de fuentes a Adobe. A lo que el CEO de Microsoft respondió que ellos no querían meterse en ese negocio, sino obligar a Adobe a abrir las suyas mediante la competencia.
Un día, uno de los visitantes que se reunió con Jobs fue el CEO de Motorola, George Fisher. Fue ahí cuando soltó, en palabras de MacAskill, una bomba: Motorola iba a finalizar el soporte de la línea de procesadores 68000. Estos procesadores estaban dentro tanto de los ordenadores de Apple como de NeXT. Su propuesta era que NeXT adoptase el futuro 88110.
Jean-Lous Gassée, CEO de Be y …