Hubo una vez una panda de pillos que manejaron unos supuestos diarios de Hitler y que quedaron en evidencia delante del mundo entero. Esta es su historia.
El conocimiento de la historia, no sólo puede ser una gran fuente de riqueza para la humanidad con su aplicación y el propósito de no repetir sus sucesos más desgraciados, sino que esa riqueza también puede ser material: no hay más que pensar en aquellos objetos que cuestan millonadas por su implicación en hechos históricos de relevancia, un precio que están dispuestos a pagar los coleccionistas capaces de permitírselo.Hay charlatanes que falsifican objetos históricos para timar a cualquiera interesado en hacerse con ellos
Tanto es así que algunos avanzados charlatanes, no pudiendo poner las manos en uno de estos objetos valiosos, deciden crearlos con la clara intención de timar a esos coleccionistas o a cualquiera que, por lo que fuere, le interesara hacerse con ellos. Es lo que ocurrió nada menos que con los sospechosos diarios de Adolf Hitler, una impostura que acabó sacándole los colores a más de uno.
Los falsos diarios de la bestia negra del siglo XX
Los pormenores de algo tan lamentable como la Segunda Guerra Mundial han fascinado a los historiadores y a los sencillos aficionados a la historiografía, y entre ellos, la personalidad de un fatuo peligroso como Hitler. Aprovechándose de ello, el alemán Konrad Kujau, huido de Alemania del Este en 1957, acometió una serie de lucrativas falsificaciones de pertenencias del Führer tras haberse pasado la vida, básicamente, entrando y …