Fabricar los chips que lleva el iPhone 15 no es tarea sencilla. Se necesita un montón de maquinaria, recursos y energía, así como conocimientos muy concretos sobre la materia. El control sobre todo ello es una de las grandes “guerras frías” —y no tan frías— que se están librando entre EE.UU y China.
Ahora han entrado nuevos actores a este tablero de ajedrez: Corea del Sur y Taiwán. Estos últimos son el hogar de TSMC, la empresa dueña y señora del 90 por ciento de la producción de semiconductores del mundo. Apple es su mayor cliente, y por eso tiene mucho que ver en todo este embrollo.
Apple podría quedar en medio de una jugada geopolítica sin precedentes
Para poder crear los semiconductores que luego se utilizan en todos los chips de Apple, se necesitan unos equipos litográficos de ultravioleta profundo. Se conocen como máquinas UVP. Su principal fabricante es la neerlandesa ASML. Cuenta con más del 80% del mercado mundial, y tener el control sobre ella tiene tanto intereses económicos como geopolíticos detrás.
Los Estados Unidos tienen bastante influencia, y por eso han conseguido que a partir de enero de 2024, China no vaya a recibir ni una sola de estas máquinas UVP. Es un golpe duro al país asiático de proporciones inimaginables. La que un día fue la fábrica del mundo, se quedaría atrás en la producción del componente más importante de todos.
Estas máquinas UVP no parecen ser rentables …