El conocido como efecto Meselson-Stahl es un concepto previsto por la evolución más de 20 años atrás. Pero no ha sido hasta ahora que los científicos han demostrado esta pieza de la "teoría de la vida".
Todos, tú, yo, tus amigos, tu mascota, cualquier ser vivo... poseemos ADN. Genes. Un genoma. Todas estas palabras son diferentes maneras de nombrar al libro de instrucciones que le explica a cada célula y cada molécula de nuestro cuerpo qué y cómo lo tiene que hacer. El resultado es el organismo que se completa al final del proceso. Hace unos sesenta años, sin embargo, la existencia y función de este sistema no estaba tan clara. Por entonces, muchos dolores de cabeza, muchas discusiones y muchos experimentos fueron necesarios para desvelar el secreto de la vida.
El efecto Meselson-Stahl
Entre otras cosas, uno de los temas que más debate creo fue la transmisión de los caracteres. Es decir, ¿cómo pasan las características de padres a hijos? Por supuesto, la molécula de ADN, una vez entendida su estructura gracias a Watson, Crick y Franklin, tenía que tener un papel fundamental. Pero si esto era así, ¿cómo funcionaría a lo largo del tiempo? No somos iguales que nuestros tatarabuelos. De hecho, nos parecemos más a nuestros padres que a nuestros parientes lejanos, ¿verdad? Y ¿cómo funcionaría a lo largo de mucho, mucho tiempo? Hubo quien se planteó que el ADN tenía que tener, también, un papel protagonista en la evolución. ¿Pero cómo lo interpretaría? El corpus que forma lo que …