4 de junio del 2004. Una vez entró en la cabina y cerró la tapa sabía que jamás iba a salir de ahí con vida. Marvin Heemeyer estaba listo para iniciar el plan que llevaba trazando un año y medio. Había construido el buldócer definitivo, blindado con chapa antibalas, cámaras de vídeo, refrigeración interna para sobrevivir en el calor de la batalla, fusiles, semiautomáticas y rifles de largo alcance modificados… Una máquina de destrucción total con la que arrasaría el pueblo que a su ojos se había corrompido por la política.Read more...