El descubrimiento de la penicilina es uno de los mejores ejemplos de cómo la serendipia, el hallazgo afortunado, valioso e inesperado producido de manera accidental o casual, cambió por completo al mundo.
Desde que abrió sus puertas a principios del siglo XX, la Escuela de Patología Dunn —bautizada así en honor a su mecenas, el banquero londinen… Seguir leyendo...