Existe un cine desgarrador al que merece la pena enfrentarse aunque sólo sea para saber hasta dónde puede llevar nuestras emociones. No os lo perdáis.
No son pocas las personas que buscan en el cine un simple entretenimiento, sin profundizar en sus características y posibilidades ni sufrir de veras ante la pantalla, algo perfectamente asumible. Otros, por nuestros propios intereses, vemos películas igual que leemos novelas o escuchamos música con la esperanza de encontrar algo de verdad muy bueno, no sólo en su ámbito, con un refuerzo de nuestro bagaje, sino también para nuestra sensibilidad particular.Uno acaba apabullado de tanta verdad arrojada a la cara sin paños calientes en las películas de Ingmar Bergman
Y hay obras cinematográficas que no es que emocionen sobremanera al espectador o le crispen los nervios sencillamente, sino que le agarran y le utilizan como saco de boxeo, propinándole una paliza emocional de órdago. Es cine desgarrador, películas que duele ver, que apuntan directamente y con absoluta perspicacia a ese círculo de la diana de nuestra humanidad en que nos sentimos más vulnerables, y disparan a bocajarro, hiriéndonos de gravedad.
De entrada, si hubo un cineasta con la suficiente lucidez como para presentarnos dramas familiares tremendos en los que las circunstancias y las interacciones de los personajes resulten tan creíbles, tan ciertas, tan incuestionables y tan dolorosas que uno acaba apabullado de tanta verdad arrojada a la cara sin paños calientes, ese es el sueco Ingmar Bergman.
'Scenes from Marriage' - Cinematograph AB
No hay más que ver Cries and …