El principal objetivo de todas las vacunas que se han desarrollado en contra del COVID-19 —y de las que están en proceso— es minimizar los efectos de la enfermedad: es decir, el objetivo, en primera instancia, es lograr que si alguien ya vacunado se contagia de la enfermedad no padezca síntomas graves, no requiera hospitalización y a final de cuentas, que no muera.
Ese objetivo principal lo consiguen absolutamente todas las vacunas que se han aprobado en México y en otros países del mundo, desde la desarrollada por Pfizer, la más famosa por haber sido la primera, hasta la de AstraZeneca, pasando por la rusa Sputnik o la china Sinovac. Todas las vacunas aseguran a quienes se las apliquen que la probabilidad de contagiarse de COVID-19 será menor y en caso de que se contagien, los efectos serán moderados, esto de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Segundo Objetivo
El segundo objetivo de vacunar a toda la población es alcanzar en el mediano plazo la inmunidad de rebaño, con lo cual la pandemia quedaría prácticamente controlada, y entonces sí, podríamos regresar a tener una vida lo más normal que se pueda. Por eso es tan importante que la mayoría de la población esté vacunada lo antes posible, con cualquiera de las vacunas autorizadas.
Pero entonces, ¿por qué se habla tanto de la eficacia de una o de otra vacuna? ¿Cómo funcionan las diferentes vacunas? Aquí te explicamos.
La tecnología
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