Es la fuerza de nostalgia la que mueve muchos de los productos de consumo. El recuerdo de la infancia, el más tierno momento de cada uno, el momento de la construcción de la personalidad, es un vehículo que transmite demasiadas emociones. A veces, ese recuerdo, sin embargo, puede desvirtuar la realidad vivida, pero para muchos cualquier tiempo pasado fue siempre mejor. Así que apelar a ese sentimiento en un videojuego lo hace ganador.
«Dragon Ball Z: Kakarot», nuevo videojuego de la saga de lucha inspirada en el manga y anime japonés, se sostiene a partir de un periodo, para muchos aficionados, de indudable calidad narrativa y visual. Posiblemente, el momento de mayor esplendor de la serie en donde se construye el mito de Son Goku, el personaje principal de esta historia. Ha sido padre y vive apaciblemente con su mujer retirado de la lucha. Pero, de repente, se encuentra de nuevo ante una disputa, en este caso tras la llegada de otros «saiyans», una estirpe de guerreros pertenecientes a un planeta extinguido que desean conquistar la Tierra.
El título ha adaptado de manera brillante la trama principal, aunque como es obvio han recortado fragmentos para hacerlo más liviano y concentrar todas las temporadas de una manera más ágil. Así, por ejemplo, el transcurso de Goku hacia su entrenamiento con el maestro Kaito se resuelve en cuestión de dos secuencias. La historia ejerce de columna vertebral de enfrentamientos directos con otros personajes implicados en su desarrollo, pero también sirve para …