Tras conquistar el sector con drones como el Phantom 4 o el Inspire 1, DJI apuntó en septiembre hacia formatos más compactos y cercanos al usuario. Así nació el DJI Mavic Pro, un drone del tamaño de una botella de agua con las mismas prestaciones que su hermano mayor, el Phantom 4. Este es su análisis a fondo.En septiembre de 2016, DJI presentó el Mavic Pro. ¿El objetivo? Satisfacer la demanda de un amplio grupo de usuarios que reclamaba la existencia de un drone más portable y versátil que el Phantom 4 —su drone más popular—.
Para lograr ese objetivo, DJI diseñó un chasis completamente diferente al de otros productos como el Phantom 4 o el Inspire 2. Los rotores, por ejemplo, están montados sobre unos brazos plegables; la cámara y el gimbal fueron completamente repensados; y el cuerpo del drone fue rediseñado para hacerlo más compacto y eficiente.
El resultado es un drone del tamaño de una botella de agua, literalmente. Llevar el Mavic Pro junto a su control remoto, un ordenador portátil y una cámara DSLR en una mochila estándar es posible. Con el Phantom 4, en cambio, era imposible.
Pero lo increíble del DJI Mavic Pro no es su tamaño. Cada mes llegan al mercado nuevos drones que presumen de ser los más pequeños del mercado, pero, por lo general, llegan acompañados de un peor desempeño, baterías de escasa duración o una calidad de imagen terrible. El Mavic Pro, en cambio, logra conservar una experiencia de uso …