Antes os he contado cómo fueron mis primeros momentos con la App Store, al mismo tiempo que me hacía con mi primer iPhone desde una tienda del centro de Tarragona. En esos días ya me descargué varias aplicaciones para probar las experiencias que ofrecían los desarrolladores más pioneros, pero todos tenemos una aplicación con la que nos quedamos y empezamos a utilizar a diario.
Nos puede ocurrir varias veces a lo largo del tiempo, pero la primera vez que me ocurrió algo así fue con Twinkle. Los más veteranos la recordaréis: fue uno de los primeros clientes de Twitter para el entonces llamado iPhone OS de la historia, y apareció antes en el jailbreak que no oficialmente.
Twitter fue una app, no una red social
Twinkle era una aplicación muy simple, justo como era el Twitter de antaño. No había retuits, ni listas, ni hashtags, ni trending topics ni twitstars. Éramos unos pocos usuarios compartiendo nuestro día a día en una línea temporal deliciosamente cronológica. Por lo tanto, la aplicación se limitaba a mostrar esa línea temporal y a ofrecer una interfaz sencilla para publicar nuestros mensajes de 140 caracteres. Por no haber ni había ni accesos para seguir las conversaciones de tuits formadas a base de menciones.
Pero para mí, Twinkle resultó ser una aplicación importantísima. La razón es también muy simple: puso Twitter en mi bolsillo. La red social pasó de estar "atrapada" en mi ordenador de sobremesa y mi portátil (siempre …