Si bien es cierto que, como otras tantas disciplinas relacionadas con Internet, el diseño web ha experimentado una evolución marcada, en parte, por el estudio de los hábitos del consumidor, su manera de navegar y similares, lo cierto es que estos conocimientos puede ser utilizados no solo en su beneficio, sino también de una manera interesada e incluso perjudicial para los citados individuos.
Es precisamente esto lo que hacen los conocidos como Dark Patterns o patrones oscuros, una serie de diseños de interfaz que emplean los datos junto con otros principios de psicología y usabilidad para intentar que los usuarios lleven a cabo acciones que no tenían intención de hacer. ¿El objetivo? Beneficiar los intereses corporativos.
Los antedecentes de los dark patterns
Sin embargo, para explicar los dark patterns cabe remontarse más atrás, pues este tipo de técnicas no constituyen nada nuevo, sino que se han empleado desde el principio de la era publicitaria. Recordemos, por ejemplo, el caso de Beech Nut, una empresa especializada en productos alimentarios como bacon, jamón, tocino y similares que, ya en 1920, llevó a cabo una iniciativa que sentó un auténtico precedente en este mundillo.
Lo que hizo, concretamente, fue contratar a Edward Bernays, un especialista que decidió llevar a cabo un estudio con hasta 5 mil médicos que afirmaba que un desayuno contundente era más saludable que uno ligero. Una investigación cuyos resultados aprovechó para publicitar el tocino, relacionando su alto valor energético con la salud.
Una auténtica paradoja si tenemos …