El «smartphone» se ha convertido, a fuerza de implantación, en el dispositivo electrónico más importante para la mayoría de usuarios. Especialmente en tiempos de pandemia, en los que su empleo se ha vuelto determinante para mantener el contacto con los (anteriormente conocidos como) más cercanos o con los compañeros de trabajo.
Por eso, y porque, las cosas como son, las tecnológicas no los regalan, es importante tener cuidado para que su rendimiento no se vea afectado. Esto pasa, entre otras cosas, por intentar salvaguardar el dispositivo de las inclemencias del tiempo y de los efectos de las temperaturas, independientemente de que sean altas o bajas, como es el caso.
La llegada de la borrasca Filomena, que está azotando España con especial saña, ha traído a la Península Ibérica una de las peores olas de frío que se recuerdan durante los últimos años. Tanto que, en algunos puntos de Picos de Europa, se han llegado a registrar ya temperaturas récord de 35º bajo cero.
La batería del móvil sufre mucho con las temperaturas bajas . Esto no es algo que se deba tomar a la ligera, ya que, si no se protege la capacidad de carga de un «smartphone», es posible que la vida útil del dispositivo se ve recortada drásticamente. Además, a nadie le hace gracia ver como el icono con forma de pila, normalmente ubicado en la parte superior de la pantalla del terminal, se pone en rojo cada dos por tres.
En los momentos en los que …