El 'timo del amor' ha protagonizado numerosas noticias en los últimos meses (algunas más siniestras que otras) y, por desgracia, no parece que eso vaya a cambiar. Uno de los últimos casos de este tipo que han saltado a los titulares lo ha hecho, además, a ambos lados del Atlántico: es la historia de Sandy Somarriba, una nicaragüense residente en EE. UU. de 73 años, que arribó a España creyendo estar a un paso de culminar (con boda) su historia de amor con el cantante Luis Miguel.
Su golpe frontal con la realidad (y con las pérdidas económicas que ha sufrido en los últimos meses) no es cosa de risa, sino un ejemplo de manual de cómo los estafadores se aprovechan tanto de la tecnología como de la psicología humana para robar a los más vulnerables.
La historia de Sandy refleja un patrón de engaño cada vez más común en la era de las redes sociales
Así comenzó todo
"A mí me gusta Luis Miguel y su música. En Facebook me salió un mensaje con su foto que decía: ¿quieres chatear conmigo? Y yo empecé".
La conexión se estableció tras la compra de una supuesta 'tarjeta de fan' de 500 dólares, un primer paso que abrió la puerta a una serie de interacciones que, con el tiempo, transformarían su dinámica de 'fan'/ídolo a otra con tintes románticos. El estafador, aprovechando la vulnerabilidad emocional y el deseo humano de conexión, comenzó a tejer su red de engaños.
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