Quizás no juega demasiado a su favor tratar, por enésima vez, un mito que ya está bastante explotado. Ni tampoco que el año pasado hayamos tenido no una, sino dos adaptaciones del hombre del saco en forma de película: The Boogeyman de Rob Savage y El hombre del saco de Ángel Gómez Hernández. Por no hablar de que, con la sobresaturación de contenido que vemos semana tras semana en las plataformas de streaming, cada vez resulta más complicado sorprender a unos espectadores que ya han visto prácticamente todo, mucho más si hablamos del género de terror, donde el factor sorpresa juega un papel fundamental.Estos eran los principales retos a batir de Colm McCarthy, director de la versión más reciente de El hombre del saco (Bagman), que cuenta con el respaldo de haber firmado episodios de series tan exitosas como Sherlock (2010), Peaky Blinders (2013) o Black Mirror: Black Museum (2017). En principio, todo parece indicar que la película tiene muchas más cosas en contra que a su favor, y eso mismo pensábamos nosotros cuando nos dirigimos a verla en primicia a principios de mes; pero, contra todo pronóstico, salimos del cine con una sensación diferente.Terror psicológico sencillo, pero disfrutable y con moralejaLa cinta crea una atmósfera de tensión prácticamente nada más empezar, presentándonos a un padre de familia, Patrick (Sam Claflin), al que no le ha ido demasiado bien con sus innovadores proyectos y decide comenzar una nueva vida junto a su mujer, Karina (Antonia Thomas), y su hijo pequeño, …