Cuando pensamos en cibercriminales, con frecuencia en nuestra cabeza recurrimos al arquetipo ciberpunk del 'hacker', un experto total en redes y programación. Sin embargo, muchos de los que hacen un uso delictivo de la tecnología no son especialmente competentes en esas disciplinas, sino que se limitan a usar las herramientas que ponen a su disposición aquellos usuarios que sí cuentan con un alto nivel de habilidad.
Antes, la subcultura hacker tenía un nombre para esta clase de usuarios: 'lamers'. Ahora, en los bajos fondos de Internet, se les llama… clientes, pues ahora cualquiera que pague suficiente puede subcontratar un ciberataque.
Es lo que Europol bautizó en 2014 como "Crime-as-a-Service" (CaaS), una expresión basada en el paralelismo con servicios corporativos legítimos como Software-as-a-Service (SaaS), Platform-as-a-Service (PaaS) y Infraestructure-as-a-Service (IaaS).Internet ha 'democratizado' muchos aspectos de nuestra vida, cada vez más accesibles a los no-expertos; y, con ello, también ha abierto nuevos mercados transnacionales:
"Se está desarrollando una industria criminal basada en servicios, en la que especialistas en la economía sumergida virtual desarrollan productos y servicios para uso de otros delincuentes".
En Xataka
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