Es como un momento soñado, abrir ese primer iPhone. Esa sensación de impaciencia que se genera cuando ya sabes que lo has comprado, y que es tuyo, pero que tienes que esperar a que te lo traigan a casa. Consultas la página de la compañía de transporte decenas de veces al día, y el nerviosismo se apodera de ti. La logística no es magia.
Unos días más tarde, suena el timbre de tu casa. Te impacientas. La inquietud inunda tu cuerpo y abres el portal del piso. Escuchas cómo sube el repartidor. No puedes más con la emoción. Sabes que en unos pocos segundos podrás disfrutar de tu nuevo iPhone. Observas por la mirilla de la puerta cómo se abre el ascensor, y ves al mensajero con un paquete… ¿más grande que él?
Un error de grandes dimensiones
Esto que acabamos de narrar es exactamente lo que le ha pasado a un ciudadano tailandés. Este joven, como tantos otros, se quiso comprar un iPhone por internet. Encontró lo que supuestamente era uno en una plataforma de comercio electrónico llamada Lazada, una especie de eBay del sudeste asiático, y lo compró.
Aunque el chico reconoce haber tenido alguna que otra sospecha al ver que los elevados portes, su emoción por tener un iPhone hizo que no le diese más importancia. Además, por el precio valía la pena intentarlo. Unos días más tarde era el momento. Le iban a entregar su nuevo dispositivo. Estaba …