La persuasión de Steve Jobs es ya legendaria. No sólo para convencer al público de las virtudes de las decenas de productos de Apple, sino también para cerrar el fichaje de lo que para él eran grandes promesas para la compañía. Un ejemplo más el de cómo reclutó al que ahora es el CEO de la compañía, el mismísimo Tim Cook.
Sin llegar a la cuarentena de edad, Cook no era ni mucho menos un inexperto imberbe cuando Jobs le fue a buscar. De hecho, tenía un alto puesto en la también tecnológica Compaq. Acababa de llegar y estaba feliz. Sin embargo, una vez más, Steve consiguió lo que quería.
Jobs, a la caza de una pieza clave en la reconstrucción de Apple
En esta historia, Jobs no tuvo una frase tan mítica como la que le soltó a John Sculley cuando le pidió abandonar Pepsi para dirigir Apple. Aquella de “¿Quieres vender agua azucarada el resto de tu vida o quieres venir conmigo y cambiar el mundo?”. No le hizo falta tanta profundidad.
Tim Cook no era tan conocido como es ahora, pero el no acaparar flashes no quiere decir que no fuese conocido en la industria. Lo era y mucho. Tras algo más de una década en IBM, con la que curiosamente Apple tuvo una durísima competencia en los años 80 y parte de los 90, pasó a ser el jefe de operaciones en Intelligent Electrónics. Un puesto que le …