Publicado por: El Espectador
Publicado en: 06/12/2016 08:41
La narración como un camino a la revolución, quizá. La narración en realidad virtual como un vehículo para el cambio social. Eso sí puede ser revolucionario.Revolución, cusas sociales y asistencia humanitaria puede que no sean las palabras preferidas de las corporaciones detrás del enorme avance que ha tenido la realidad virtual en apenas un par de años. Para ver esto basta con examinar cuáles son las prioridades de una persona como Palmer Luckey, fundador de Oculus, quien terminó financiando grupos en Reddit dedicados a insultar a Hillary Clinton.A pesar de esto, la realidad virtual (como muchas otras tecnologías) tiene posibilidades más allá del puro entretenimiento e incluso del comercio, en la medida en la que puede entregar historias que no tratan de vender nada, pero que igual resultan poderosas.Uno de los ejemplos más notables de esto es la serie de pequeñas piezas documentales que Médicos Sin Fronteras (MSF) y Acnur, la agencia para los refugiados de las Naciones Unidas, han construido con los relatos de los migrantes y refugiados de países como Siria, Burundi o de varios territorios de Centroamérica.La industria que gira alrededor de la realidad virtual es un mercado que, se calcula, movió US$3.800 millones este año y puede pasar los US$5.000 en apenas un par de años; esto es en ventas de software y hardware.Y en esta ola se han trepado varias organizaciones para entregar experiencias de inmersión en las tragedias de los otros, todos aquellos que viven en pequeñas carpas durante un duro invierno, sin agua …