China es el país más poblado del mundo. Su cultura es muy diferente a la nuestra y, además, existen una serie de restricciones a la hora de poder utilizar Internet en su territorio: nada de Facebook, nada de Twitter y nada de Google.
Para conocer cómo es la experiencia en primera persona, he hablado con Fausto Aguilera, un profesor de español que tiene su academia en Guangzhou, una de las ciudades más grandes del país.
var _giphy = _giphy || [];
_giphy.push({id: "l0K1SgTRfP8gF8g80", clickthrough_url: "//giphy.com/media/l0K1SgTRfP8gF8g80/giphy.gif"});
var g = document.createElement("script");
g.type = "text/javascript";
g.async = true;
g.src = ("https:" == document.location.protocol ? "https://" : "http://") + "giphy.com/static/js/widgets/embed.js";var s = document.getElementsByTagName("script")[0]; s.parentNode.insertBefore(g, s);
Viviendo pegado a un VPN
Fausto lleva cinco años en China. Cuando llegó, Google ya había abandonado el país, cansada de que allí se "restrinja la libertad de expresión". Obviamente, estaba acostumbrado a utilizar los servicios de Google, y eso significa que tiene que contratar un VPN para poder acceder (sobre todo) a Gmail.
Para ello, contrata con varios amigos un VPN ilimitado que paga anualmente. El problema es que la velocidad deja bastante que desear. Si se conecta a Estados Unidos dice que la experiencia es bastante buena, pero el problema llega cuando se conecta a España para ver contenido local:
Ver un capítulo de 'Salvados' me lleva una hora y media.
Fausto accediendo a Google gracias a Astrill, uno de los VPN más …