El albinismo es una condición genética producida por la carencia o reducción de melanina, el pigmento que da color a nuestra piel, pelo u ojos.
En Europa afecta a una de cada 17.000 personas, por lo que se reconoce como enfermedad rara."El albinismo es un ejemplo de que no siempre lo que se ve es lo relevante", explica el Dr. Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB). Históricamente las personas albinas se caracterizaban por una pérdida de pigmentación (melanina) en la piel, los ojos o el pelo. Sin embargo, esto no siempre ocurre así. Y es que según comenta Montoliu a Hipertextual, el diagnóstico del albinismo se realiza a través del criterio que comparten todos los afectados por esta condición genética: las alteraciones visuales.
Las personas albinas presentan una reducida agudeza visual y visión nocturna, además de ser incapaces de ver en tres dimensionesLos individuos albinos "no tienen fóvea", sostiene el investigador del CNB. La carencia de la zona central de la retina es un inconveniente importante, dado que nos permite "centrar la atención". En otras palabras, las personas que nacen con albinismo solo disponen de la retina periférica, lo que provoca que padezcan síntomas como la falta de agudeza visual, reducida visión nocturna o en penumbra y la incapacidad de poder ver en tres dimensiones. Al carecer de visión tridimensional, señala Montoliu, no cuentan con percepción de profundidad. "Por ejemplo, no sabes lo que está cerca o lejos. Tampoco diferencias una mancha negra de un agujero de diez …