El almacenamiento en la nube está en auge. Opciones como Google Drive, Microsoft OneDrive o Dropbox permiten guardar nuestros archivos en remoto y acceder a ellos desde cualquier parte y (casi) cualquier dispositivo mientras exista conexión a Internet. Y si utilizas el ecosistema de Apple, en menor o mayor medida utilizas iCloud para copias de seguridad.
Estos servicios de almacenamiento ofrecen a los usuarios unos cuantos GBs de manera gratuita (15 GB en el caso de Google, 5 GB en OneDrive, al igual que en iCloud, y 2 GB en Dropbox) para que prueben el servicio sin compromiso. Para muchos puede ser suficiente, pero para los que no tienen ni para empezar hay diferentes tarifas de suscripción para ampliar el espacio en la nube.
Para acceder a los 100 o 200 GB, en Google Drive (a través de Google One) o Microsoft OneDrive hay que hacer una pequeña inversión de un par de euros, pero si se necesita más espacio las cuotas suben notablemente, llegando hasta los 10 euros o más al mes (Con Microsoft 365, además de 1 TB de espacio, también se accede a la suite ofimática Office desde 69 euros al año, una alternativa bastante popular).
Frente a la oleada de suscripciones mensuales por cualquier tipo de servicio que está saturando el mercado y a un creciente número de usuarios, los discos duros externos tradicionales se han vuelto una opción cada vez más valorada, en parte por la bajada de precio de modelos con muchísima capacidad, obviamente, …