Tu hijo ve un nido de avispas por primera vez y, sin haber sido picado nunca, ya siente miedo. Este fenómeno aparentemente simple esconde uno de los mecanismos más sofisticados del cerebro humano: la capacidad de formar emociones por asociación indirecta. Un equipo de científicos del RIKEN Center for Brain Science de Japón acaba de descifrar por primera vez cómo funciona este proceso en mamíferos, y los resultados son fascinantes.La investigación, publicada en Nature por Xiaowei Gu y Joshua Johansen, representa un salto importante en neurociencia. Hasta ahora se creía que estas inferencias emocionales eran exclusivamente humanas, pero el estudio demuestra que otros mamíferos también las realizan gracias a circuitos neuronales específicos que actúan como modelos internos del mundo emocional.La corteza prefrontal traduce asociaciones en emocionesLos investigadores diseñaron un experimento ingenioso con ratas. Primero las expusieron a un sonido junto con una imagen neutra. Días después, condicionaron a los animales para que asociaran esa imagen con descargas eléctricas desagradables. El resultado sorprendió: las ratas mostraban miedo al escuchar solo el sonido, sin imagen ni descarga.Mediante técnicas de imagen de calcio y optogenética, identificaron que la corteza prefrontal medial actúa como traductor entre estímulos aparentemente desconectados y emociones aprendidas. Similar a como funcionan otros microcircuitos neuronales, estas conexiones permiten asociaciones complejas que van más allá de la experiencia directa.Los científicos descubrieron que neuronas específicas se "etiquetan" durante el aprendizaje inicial y permanecen activas para facilitar futuras inferencias. Cuando bloquearon esta región cerebral mediante optogenética, las ratas perdían completamente la capacidad de …