Tus datos personales se han convertido en la nueva moneda de cambio, y eso se aplica ya a todos los ámbitos, porque, más allá de su valor comercial para las empresas, estos datos también representan un tesoro para los delincuentes, que los utilizan para orquestar estafas de una precisión (y, por ello, con una efectividad) cada vez mayor.
El negocio oscuro de los datos personales
Hoy en día, cada clic, cada búsqueda, cada compra y cada like que realizamos deja un rastro, y muchos sitios web y aplicaciones recopilan esa información para luego vendérsela a terceros.
A través de estas bases de datos —que pueden costar decenas de miles de euros, si agrupan información de suficientes usuarios— sus propietarios y compradores pueden reconstruir perfiles detallados: historial de compras, estado de salud, inclinaciones políticas, emociones manifestadas en redes sociales, edad, situación económica y hasta si han buscado recientemente información sobre inversiones en criptomonedas.
Los timadores de hoy no improvisan, ni sus víctimas son al azar: la precisión con la que las seleccionan es el resultado de una sofisticada estrategia de microsegmentación según sus circunstancias personales.
Según declaran fuentes de la Guardia Civil al diario El País, "no tenemos víctimas atípicas, sino típicas", es decir; ancianos con ahorros, personas que han perdido familiares, enfermos crónicos, individuos emocionalmente vulnerables...
En Genbeta
Nos siguen llegando e-mails de la 'estafa del príncipe nigeriano'. Hay una razón por la que los timadores no cambian de …