Cuando Internet empezó a popularizarse, la cantidad de dominios creció enormemente. Hubo personas que decidieron, por ejemplo, hacerse de un dominio con sus respectivos .com, .org, entre otros, para tener todas las posibilidades de su nombre cubiertas y que nadie pudiese hacer una página pretendiendo ser ellos. Otros compraron dominios para trabajarlos -como fide.com (el sitio de la Federación Internacional de Ajedrez)- pero cuando los desarrolladores tuvieron problemas con la propia FIDE, decidieron bloquear el dominio que ellos habían registrado. Y como para recuperar ese dominio los dueños pedían mucho dinero, la FIDE optó por crear un nuevo dominio: fideonline.com.
El oscuro futuro al que se aproxima WhatsApp
Pero curiosamente este tipo de situaciones llevó a más de uno a pensar que esto de registrar dominios podría ser un buen negocio. El truco era sencillo: se compra un dominio de una empresa popular, si es que ésta no lo ha registrado aún, y se espera para que la compañía en cuestión quiera el dominio y entonces se le piden miles de dólares. Es decir, una de las mil maneras de querer hacer dinero sin trabajar.
Ahora resulta que un estadounidense que originalmente nació en Francia, ha demandado a su país natal pues dice que el Ministro de Asuntos Exteriores de Francia ha decidido embargar ilegalmente el dominio que este señor tiene desde 1994: France.com. A mediados de los años 90s del siglo pasado, Jean Noël Frydman compró France.com en Web.com y puso un sitio web que era un “kiosko digital” para aquellos relacionados …