En mayo de 2005, mientras el iPod batía récords de ventas y Steve Jobs sonreía desde Cupertino, Bill Gates hizo una predicción que sonaba a locura: los smartphones matarían al reproductor de Apple. Aquel pequeño dispositivo blanco con su característica rueda de control se había convertido en mucho más que un reproductor de música: era un fenómeno cultural que había salvado a Apple de la bancarrota.
Dos años después de aquellas palabras de Bill Gates, llegó el iPhone y Gates quedó como un visionario. El problema es que Microsoft no supo aprovechar su propia profecía. De hecho, se la entregó en bandeja de plata a Google y Apple. Porque ver el futuro no garantiza poder construirlo.
El momento en que Gates vio el futuro
Era mayo de 2005 cuando Bill Gates concedió una entrevista al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que pasaría a la historia.
No creo que el éxito del iPod pueda durar, por muy bueno que sea Apple. Los consumidores quieren más oportunidades, y las tendrán, porque hay mucha innovación en este campo.
¿Su argumento? Los teléfonos móviles evolucionarían para integrar múltiples funciones, convirtiéndose en dispositivos todo en uno que harían obsoleto llevar varios gadgets por separado. Era una predicción acertada, tres años antes de que llegara el iPhone. Aunque Bill jugaba con ventaja. No olvidemos que Microsoft ya había coqueteado con PDAs, como por ejemplo las Pocket PCs, que se lanzaron en el año 2000. Siete años antes que el iPhone.
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