A partir de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, una increíble extensión a las afueras del norte de Londres gobernada por una imponente casa señorial recibía a sus huéspedes como jeques. La mansión esperaba a los visitantes, todos generales de guerra, para ofrecerles cualquier lujo que pudieran requerir. Fiestas, desenfreno, comida y bebida a cualquier hora del día, bacanales… Una estampa digna de la alta sociedad británica de la época con una ligera diferencia: todos los huéspedes eran generales nazis de Hitler.Read more...